No hay duda de que, en algunas familias, la hora de la comida puede convertirse en una auténtica pesadilla.
Pescados, frutas y verduras se convierten en los grandes archienemigos de los pequeños, y las comidas suelen acabar con los padres poniendo en práctica todo tipo de trucos para motivarlos a comer.
Una situación que, si se alarga, puede provocar carencias de nutrientes esenciales para su dieta y afectar proporcionalmente a su desarrollo.
Cómo evitarlo
¿Qué mejor forma de acercar a tus hijos a los alimentos que pidiéndoles que te ayuden a cocinarlos?
Déjales que se involucren en la preparación de los platos para toda la familia: enséñales cómo cortas las papas, la verdura, los ajos o cómo pelar una cebolla.
Tomar parte en las pequeñas tareas, como remover una salsa, pasar tomates por el pasapurés o batir huevos, les harán partícipes del menú familiar.
A partir de cierta edad, los niños comienzan a preocuparse por lo altos que van a ser y lo mucho que van a crecer, así que no está de más explicarles cómo contribuyen la carne y el pescado a este proceso si los consumen con regularidad.
Aunque es importante que los niños estén bien alimentados, es más importante aún saber qué calidad no es igual a cantidad.
Procura que su dieta abarque todos los nutrientes que necesitan a diario: Proteínas en forma de carnes, huevos y pescado, los hidratos del pan y los cereales, la fibra de las frutas y verduras, el calcio de la leche.
Estos deben aportarles lo esencial para ir al colegio, correr, jugar y hacer las miles de agotadoras actividades y tareas que llevan a cabo a lo largo del día.
La presentación de los platos también cuenta
Una cara de puré de papa con salchichas y zanahoria, un molde de arroz blanco con tomate.
Échale imaginación y haz de la hora de la comida un juego más.
Los niños adquieren un alto porcentaje de sus hábitos diarios al copiarlos de los mayores: cepillarse los dientes, ir al baño solitos.
La comida no es menos: Por eso es importante que te vean comer lo mismo que ellos.
Un niño que crece en un entorno en el que se rechazan ciertos alimentos acabará negándose a comerlos.
Los niños sólo quieren comer lo que les gusta: Pasta, patatas, rebozados, dulces, fritos.
Por eso, si tu hijo tiene tendencia a la inapetencia o simplemente no le gustan las espinacas, es fundamental que no cedas a sus chantajes ni caigas en lo gritos o los enfados.
Por muchas horas que lleve dando vueltas con el tenedor, forzarle a comer no servirá de nada, del mismo modo que darle lo que quiere tampoco lo hará. Ten paciencia.
Cuando los niños no quieren comer
mayo 9, 2017