Jueves 25 de Abril de 2024

Don Melitón vive en el abandono

Miguel Barragán [Huasteca Hoy] El hombre tiene la nariz ancha y la tez oscura de antiguas sangres beduinas que corren por sus venas. Tiene 66 años de edad, desde hace nueve años ya nadie lo contrató por su edad, le dio una embolia hace tiempo y le fue diagnosticado el mal de Parkinson por médicos locales. […]

Miguel Barragán [Huasteca Hoy]

El hombre tiene la nariz ancha y la tez oscura de antiguas sangres beduinas que corren por sus venas. Tiene 66 años de edad, desde hace nueve años ya nadie lo contrató por su edad, le dio una embolia hace tiempo y le fue diagnosticado el mal de Parkinson por médicos locales. Además de esto, vive solo en una casa de la colonia Hidalgo y tiene tiempo que no sabe de sus hijos. Por la falta de trabajo y su enfermedad reciente, todos los días se sienta sobre un escalón del edificio que alberga una zapatería en la calle Madero a pedir limosna.

Hay días en que saca 100 pesos, pero esa ganancia es como sacarse la lotería, porque los días regulares son de 25 a 30 pesos, no más.

Hay un local en el mercado en donde dan la comida a 60 pesos, pero a él le hacen el paro, pues saben que él ya no pudo volver a ser chofer desde que cumplió 57 años de edad.

Para acabarla de amolar, apenas cumpliditos los 60 años, le dio una embolia que le paralizó parte de la cara permanentemente, y que le restó fuerza y movilidad del lado derecho de su cuerpo.

¿Tan solo?

Tiene cinco hijos, pero recuerda a dos que viven en Reynosa, Melitón y Juan Luis, de los que no ha sabido nada en años. Tiene una hija en El Naranjo que de vez en cuando lo visita, pero él insiste en que pronto podrá contactar a uno de sus hijos de la frontera, porque por esa banqueta suele pasar un hermano de una de sus nueras, que quizá le haga favor de transmitir un mensaje a sus vástagos.

Pide dinero. “Una ayuda, por favor”. Pero la gente pasa indiferente porque trae prisa o porque no trae feria.

El hombre se resigna a las pocas monedas que junta en la gorra beisbolera, y advierte que una vez encontrando a sus hijos, probablemente las cosas mejoren.

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