Viernes 19 de Abril de 2024

Bitácora

EN muchos medios nacionales se la pasaron hoy, durante toda la mañana hablando acerca de la corrupción judicial, como el flagelo que por ejemplo ha liberado a criminales como “El lunares”, jefe de la plaza de la Unión Tepito y las resoluciones aberrantes, como la del juez en la CDMX que ordenó que un reconocido […]

EN muchos medios nacionales se la pasaron hoy, durante toda la mañana hablando acerca de la corrupción judicial, como el flagelo que por ejemplo ha liberado a criminales como “El lunares”, jefe de la plaza de la Unión Tepito y las resoluciones aberrantes, como la del juez en la CDMX que ordenó que un reconocido investigador del Colegio de México, Sergio Aguayo pagara 10 millones de pesos para reparar el “daño moral” que supuestamente le causó a Humberto Moreira (exgobernador de Coahuila, que desvió 30 mil millones de pesos) por precisamente hablar sobre la delincuencia en aquella entidad y exhibir su corrupción. Pero se habla y se habla de los jueces, pero los jueces no son castigados. Solamente exhibidos.

 

ESTAS argumentaciones periodísticas y hasta caricaturas comenzaron a colmar las páginas principales de los diarios precisamente ahora que la Fiscalía General de la República propone una contrarreforma contra el sistema penal acusatorio, que tiene la garantía primordial de ser garante de que todos son inocentes, hasta que se demuestre lo contrario y que es la antípoda del viejo sistema al que se quiere volver, inquisitorial y peleado con las garantías de los que son acusados de delitos.

 

PERO no se trata de cambiar las leyes, sino de castigar a los que las incumplen o a los que cometen crímenes. De eso se trata. Al parecer, la 4T y la Fiscalía “independiente” están propugnando por volver al viejo sistema para ser condescendientes con la opinión pública y las redes, sedientas de venganza y no de justicia, en muchos casos de criminalidad. Es decir, con el nuevo sistema, no se puede detener a nadie, hasta que no se haya integrado la carpeta de investigación mediante el debido proceso y esa enerva a los ciudadanos que quieren ver rápido a alguien en el bote, para tranquilizar sus ansias de desahogarse del crimen que los ahoga.

 

ES lo mismo con el caso de los raptores y feminicidas de la niña de la escuela Rebsámen de Xochimilco que desapareció el 11 de febrero y apareció ayer en una bolsa, muerta y torturada. En realidad, la opinión del presidente de la República no importa, porque ni él ni sus fuerzas policiacas o la Guardia Nacional no pueden andar cuidando a cuanto degenerado anda por las calles y que aprovecha la oportunidad para hacer cosas horribles a una persona o a esta niñita de siete años que no existe más, pero el Poder Judicial y las propuestas del Poder Ejecutivo deberían estar encaminadas a que se le busque con denuedo al monstruo que hizo eso y hacerle pagar ejemplarmente por ese crimen atroz.

 

LAS leyes no están mal. Está mal el sistema y, peor aún, en lugar de cuajar el “nuevo” sistema penal acusatorio, que es más profesional y humano, la 4T propugna por regresar a la captura del chivo expiatorio y a la solución fácil, antes que a la investigación real y al castigo que disuada a otros monstruos de cometer delitos de esta naturaleza que indignan y horrorizan a todos.