DIABLITOS y más diablitos le salen a las anteriores administraciones, de acuerdo con la visión de la nueva, o sea, que todavía sostienen muchos de los argumentos de inacción con la perorata de que no se puede hacer nada porque los antecesores dejaron todo saqueado y quebrado.
NADA más que en esta ocasión, el doctor Manuel Guerrero Camacho, encargado de los servicios de Salud dio a conocer que el Gobierno municipal le adeuda a los hospitales Central de San Luis capital, al General de Valles, al Barojas Weber y al Mediscin (así se escribe), entre otros, por atención a sus “pacientitos” de la nómina municipal una cantidad de 3.5 millones de pesos y los reporteros abrieron mucho los ojos, porque presumieron que más de uno se había hecho la “lipo” o se había reducido el talle con un cirujano plástico, pero no, esos 3 millones y medio significan la atención en lugares especializados para empleados, durante dos trienios, o sea el de Juan José Ortiz y el de Jorge Terán.
LA necesidad de hacer que los trabajadores del Ayuntamiento entren a un esquema de Seguridad Social es apremiante, pero no se quiere acometer ese tema porque pagar a servicios de salud privados de manera inflada es mucho más bonito que tener que pagarle sus cuotas al molesto IMSS o adherirse al ISSSTE, en caso de que se pudiera hacer una transferencia de trabajadores a este régimen.
VEAMOS un caso en particular: un jefe de los Talibanes que cuidaban al presidente Jorge Terán Juárez y que solamente tenían encomienda de seguirlo y protegerlo a él (había 25 policías de Fuerzas Especiales, que costaban alrededor de 1 millón al mes al erario, ay, Jorgito, Jorgito) resultó herido hace mucho tiempo en la curva del Taninul, después de una reyerta contra unos supuestos secuestradores y, tras el incidente en el que se vio comprometida la vida del policía especial, fue internado en el hospital privado Mediscin, que se encuentra en la carretera a Tampico y que donde tiene acciones la exalcaldesa Socorro Herrera, desde que era mandataria y hacía buenos negocios con la familia Trejo Azuara.
PUES bien, la estadía del policía (que nada tenía que ver con su recuperación, puesto que fue baleado en el cumplimiento de su deber), en el Mediscin fue de dos meses y medio y se generó unas factura de 856 mil pesos, o sea, casi un millón de pesos de gastos médicos que bien pudieron haberse ahorrado del erario si el policía, así como los demás elementos del orden, estuvieran dados de alta en el IMSS.
PERO business son business o, como dice la nacada: “bisnes ar bisnes” y la administración tiene una propensión a gastar mucho dinero porque efectivamente pues no es suyo, pero entonces, luego de conocer estos dispendios y estos arreglos de subterfugio entre autoridades y médicos, sale sobrando que se queje el doctor Guerrero y más valdría que se ponga a trabajar o que idee una manera menos lesiva de trabajar por la salud de los del municipio, ¿no?
