Viernes 29 de Marzo de 2024

Poder sin control deja de ser democrático: Lorenzo Córdova

Un gobierno no por tener una base mayoritaria, lo vuelve más democrático, señala el presidente del INE

El Universal

Sin mecanismos de control, sin límites, y sin contrapesos, un poder democrático deja de serlo, pues tiende hacía la concentración, que no por tener una base mayoritaria, lo vuelve más democrático, asegura el presidente de Instituto Nacional Electoral (INE) Lorenzo Córdova al hacer una amplia reflexión sobre la autonomía de esos órganos constitucionalmente independientes.

“El principal riesgo de la democracia en América es la tiranía de la mayoría”, dice Córdova Vianello al citar al pensador francés del siglo XIX, Alexis de Tocqueville.

En entrevista con EL UNIVERSAL Córdova Vianello asegura que la democracia mexicana ha alcanzado un grado de madurez que ha puesto al país en un escenario en el que hoy hay una fuerza política hegemónica con mayoría en ambas cámaras y con equilibrios muy cercanos a los de las mayorías calificadas, así como con un presidente que llega al poder con una legitimidad inédita derivada de las urnas y que ante este contexto hay una necesidad urgente de que “sin romper puentes, sin entrar en confrontaciones que son innecesarias, se debe defender a la democracia constitucional, lo que implica proteger también a las autonomías”.

“Los contrapesos, los órganos de control, los organismos autónomos, no son instituciones que están en contra de un partido, de un presidente, de una ideología política”, señala.

Al hacer una autocrítica asegura que, en términos generales, los órganos constitucionalmente autónomos tienen que avanzar en tres sentidos: primero, “una eficiencia administrativa que nos permita ser menos onerosos, sin que esto implique volvernos inoperantes… y que sin claudicar, sin mermar, sin perder digamos la propia naturaleza, avancemos a una lógica de racionalidad presupuestal. Segundo, explicar que es lo que hacemos y cuál es nuestra razón de ser. Y tercero, dejar claro que el contrapeso al poder genera un beneficio para el ciudadano, para que no haya abusos en el ejercicio”.

Una reflexión necesaria

“El país está atravesando una situación inédita en los últimos 20 años, es la primera vez desde que el proceso de transición adquiere un grado de madurez, que el camino a la democracia adquiere un nivel en el que tenemos un escenario de una fuerza política hegemónica con mayoría en ambas cámaras y con equilibrios muy cercanos a los de las mayorías calificadas, que pueden eventualmente permitir las modificaciones constitucionales sin mayores negociaciones.

“Tenemos, además, un presidente que llega al poder con una legitimidad derivada de las urnas, inédita, que nunca habíamos tenido en las épocas en las que las elecciones ya se hicieron bajo un marco institucional y constitucional que garantiza el respeto al voto libre; tiene un respaldo popular a partir de los sufragios recibidos, yo creo que este es el punto de partida.

“Yo creo que, desde este punto de vista, es importantísimo reflexionar muy amplia, profunda, bien pensada, lo menos precipitada posible, respecto a cuáles son aquellos elementos del diseño institucional que vale la pena revisar y cuáles son esos asideros de los que dependen la subsistencia de un Estado constitucional de derecho, porque no hacerlo puede implicar que sin darnos cuenta, en este repensamiento de las instituciones podemos terminar erosionando las que son las condiciones básicas del Estado constitucional democrático de derecho. Y el tema de las autonomías, o de los órganos constitucionales independientes, me parece qué es importante reflexionarlo en este contexto histórico de la transición y en el momento actual en los términos políticos en los que nos encontramos”.

Las autonomías y la dictadura perfecta

“Los órganos autónomos son una particularidad, si bien no es exclusiva del diseño institucional mexicano, sí que tuvo una evolución y una dinámica muy importante, en la que, me atrevería a decir que la transición fue posible gracias al pivote que constituyeron los órganos constitucionales autónomos: unos más, unos menos, en distintos temas, pero en todo caso es una creación del constitucionalismo mexicano. En el caso mexicano sí fueron un punto de quiebre que permitió la articulación del cambio político en el país.

Y entender esto, me parece que es fundamental, sobre todo porque a diferencia de otras agencias autónomas, en el mundo, todas sin excepción en el caso de México, nacen de la sustracción de una serie de atribuciones que antes estaban en manos del Poder Ejecutivo, y que se considera que el sesgo político que supone que dependan estas funciones de un gobierno era un impedimento para poder transitar hacia la democracia.

La historia de la construcción de autonomías [en México] es larga, abarca dos décadas y media, pero el propósito y la razón de ser es sustraer funciones originariamente en manos del Poder Ejecutivo como una manera de generar contrapesos, de generar decisiones técnicamente calificadas, todos los órganos autónomos tenemos una función eminentemente técnica, sustraídas de la función estrictamente política.

Yo diría que la razón es doble: contener el poder del Ejecutivo, otrora muy expandido. El Poder Ejecutivo, no digo aquí nada nuevo, se convirtió en el pivote a través del cual en el Estado posrevolucionario se articuló el poder político. Sustraer, contener, quitarle atribuciones que lo hacían la dictadura perfecta de la que habló Vargas Llosa a finales de los 80, por un lado. Pero por otro, también generar un cuerpo de funcionarios públicos cada vez más profesional, más especializados desde el punto de vista técnico, respecto de funciones que tienen que ser tomadas no desde una perspectiva eminentemente política, sino desde una óptica mucho más objetiva, mucho más técnica, más especializada.

Contra el abuso del poder

Sería muy complicado comprender que alguien pudiera no estar de acuerdo con la existencia de los órganos constitucionalmente autónomos como el Instituto Nacional Electoral, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos o el Instituto Nacional de Acceso a la Información, entre otros

¿A qué atribuye entonces esta ofensiva que ha venido por parte del Ejecutivo en contra de los organismos, siendo que precisamente como lo explica, la posibilidad de la alternancia, la construcción que permitió la llegada de un gobierno, por ejemplo, en este caso de izquierda, es precisamente en parte estos organismos? ¿No sería un contrasentido?

— Déjame hacer una reflexión en dos planos a partir de tu pregunta. Primero, déjame hablar de la alternancia que tú lo introdujiste como un elemento que me parece fundamental, estás hablando de alternancia electoral y, por lo tanto, déjame centrar en el rol que han tenido los órganos electorales como instituciones autónomas en la construcción de esas condiciones que permiten la alternancia. Parto de una premisa: alternancia no es democracia o al revés, democracia no es sinónimo de alternancia. Lo que es la democracia es un régimen con una serie de reglas del juego que permiten, que hacen posible que si así lo deciden los ciudadanos que ocurra una alternancia, es la posibilidad de ésta, no la alternancia per se lo que hace democrático un sistema político.

La evolución de los órganos electorales, concretamente del IFE primero y luego del INE, en los últimos 25 años, me parece que no es incorrecto plantearla como la historia de una evolución de una institucionalidad que poco a poco fue construyendo las condiciones y después las garantías para que esas reglas del juego que permiten, que abren la posibilidad de la alternancia, efectivamente operen.

No es casual que fue precisamente después de la reforma electoral de 1996 que le da plena autonomía al entonces IFE, es decir, que saca al secretario de Gobernación de la presidencia del IFE, que ocurre la primera elección en la Ciudad de México en donde gana la oposición en 1997.

No es casual que sea justo después de este cambio en el IFE, que a la primera elección que ocurre, en la de 1997, el partido entonces en el gobierno pierde por primera vez en la historia la mayoría de la Cámara de Diputados. No es casual que la primera elección presidencial en México inmediatamente después de este cambio, la de 2000, ocurra la primera alternancia en la Presidencia. No es casual que en ese mismo año, en 2000, también lo que había ocurrido antes en la Cámara de Diputados, ocurre en el Senado, es decir, también se acaban las mayorías absolutas. Y déjame hacer un ejercicio hacia adelante y llegar a 2014. Lo que tenemos a partir de ese año a la fecha es el periodo cuando nace el INE, es el lapso de mayor alternancia de la historia en el país en el plano municipal, en el de diputaciones locales, en el de gubernatura, en las diputaciones federales, senadurías y la Presidencia de la República, que constata una vez más en las elecciones de 18 que la alternancia es algo real, algo que ocurre.

Cuando las elecciones eran realizadas bajo el control de los gobiernos, eran una responsabilidad de la Secretaría de Gobernación (Segob) en el plano federal y de las secretarías de Gobierno en los planos estatales, la alternancia era un fenómeno prácticamente inexistente. Entonces, yo creo que hay que tomar en cuenta eso, de cara en repensar los órganos electorales hacia el futuro.

La otra parte de la pregunta, yo te diría que es algo comprensible porque estamos viviendo condiciones políticas inéditas, es decir, cuando tú tienes una fuerza política que no solamente gobierna sino además tiene un respaldo en el Poder Legislativo que no tenía antes, pues hay una tendencia casi natural, pero no es sólo esta fuerza política. Déjame decírtelo aquí como estudioso del fenómeno del poder político y la democracia: es natural que el poder tiende a expandirse, tiende a ejercerse, por eso hace tres siglos, tres siglos y medio la gran apuesta del ciudadanismo moderno fue ponerle controles al poder.

La división de poderes, el surgimiento de órganos de contrapeso, es parte de la esencia misma de la democracia constitucional, porque el poder per se no es bueno, la concentración tiende naturalmente a un ejercicio cada vez más amplio.

Creo que la transición a la democracia, esa que nos ha permitido la alternancia, a veces hacia la derecha, a veces hacia el centro, a veces hacia la izquierda, es el resultado de la existencia de esos contrapesos, pero no es un asunto de este gobierno, no es un asunto del presidente [Andrés Manuel] López Obrador, no es el asunto de un partido político. Te diría que en la naturaleza misma del poder es la de su expansión, y es la de su tendencia a ejercerse, a expandirse, por eso es muy importante un Estado constitucional, esos controles lo fueron cuando gobernó el PRI, cuando estuvo al frente el PAN, lo fueron cuando volvió a estar en el poder el PRI y, estoy convencido que lo son ahora que gobierna Morena.

No es un asunto de un partido, es una cuestión del rol que tienen esos mecanismos de contrapeso, de contención del poder para evitar eso que ha sido el riesgo más grande de la modernidad y contra el que se inventó el Estado constitucional y contra el que se inventó la democracia, el abuso del poder.

Entonces los contrapesos, los órganos de control, los organismos autónomos como instituciones de contrapeso, no son los que están en contra de un partido, de un presidente o de una ideología política.

La tiranía de la mayoría

Córdova Vianello asegura que es en el actual contexto importante reivindicar la relevancia de los límites a ese ejercicio del poder.

¿Cuál sería el riesgo de no hacerlo?

— Bueno, si tú quitas los límites, los mecanismos de control, pues tiendes hacia una concentración del poder que no por tener una base política mayoritaria la vuelve más democrática. Toda concentración del poder es contraria a la democracia, no lo digo yo, perdóname el academicismo, Alexis de Tocqueville decía que el principal riesgo de la democracia en América, celebre texto de la teoría política, es la tiranía de la mayoría.

Por eso la importancia de generar mecanismos de protección, de control, de delimitación al poder de la mayoría, que por definición, es un poder democrático, pero uno que no tiene controles, es un poder que deja de ser democrático.

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