Viernes 19 de Abril de 2024

Bitácora

Precisamente cuando se discute en todo el país el tema de la discriminación contra los indígenas (no sólo por la desafortunada frase del actor Sergio Goyri en contra de Yalitza Aparicio, nominada al Oscar por la película, “Roma”, sino por la otra cara de la discriminación, que es la de sacralizar a los indígenas a […]

Precisamente cuando se discute en todo el país el tema de la discriminación contra los indígenas (no sólo por la desafortunada frase del actor Sergio Goyri en contra de Yalitza Aparicio, nominada al Oscar por la película, “Roma”, sino por la otra cara de la discriminación, que es la de sacralizar a los indígenas a manera de pose, en público y denostarlos en el ámbito privado, precisamente ahora sobreviene otra crisis de falta de agua en la zona tének de Valles, donde viven alrededor de 17 mil personas.

El simple hecho de la cordillera tének, fuera de la cabecera municipal debería ser objeto de estudio, porque los tének, originarios de esta tierra son tan discriminados por mestizos y blancos que se ha acuñado un nombre segregacionista, muy al estilo de la “supremacía aria” de los nazis y a la marginación provocada por el Apartheid en Sudáfrica: “zona tének”, como si el lugar fuera reservado para ellos, con la esperanza de que no se mezclen en la cabecera municipal.

La discriminación sistemática contra los indígenas está en el simple hecho de que, en 1991, se planeó un sistema Tanchachín de agua entubada para esa  parte del municipio y todo se hizo de desechos que nunca sirvieron para nada. Después, entre 2009 y 2012, se invirtieron 30 millones de pesos para un sistema de agua tének, que nunca ha funcionado y que es uno de los grandes fiascos del olvidable gobierno de Socorro Herrera, pero no sólo eso, a la zona tének sube un transporte menos regulado en horarios que el transporte de camiones urbanos y los comercios no van para allá, sino que la gran mayoría de los que viven en esa zona tiene que salir al centro de la ciudad a vender algo o a prestar su fuerza laboral en tareas domésticas o jornal para poder sobrevivir.

Asociaciones “culturales” y promotores de turismo suelen hacer exposiciones ridículas sobre los tének y sus trabajos artesanales o culinarios, pero solamente para levantarse el cuello como autoridades incluyentes, aunque sin ayudar un ápice a los indígenas que brillan un día para el video y la foto que se sube a redes y mañana seguirá olvidado y batallando para cargar sus cosas desde su ejido hasta la ciudad, en donde tienen que aguantar el regateo de esos mismos snobs que aman al “indígena de museo”, es decir, al que se usa para quedar bien como persona progresista, pero que desprecian al indígena de carne y hueso al que insultan con un desdén paternalista obligándole a dar más barato lo que venden o cosechan.

Los indígenas simplemente son ignorados en la práctica y ensalzados en el discurso hipócrita de los políticos y de los personajes que se dicen “amantes de la cultura”. Lo que sí han sido durante años es un botín electoral ineludible, porque es una población lo suficientemente grande como para definir una elección, así que todavía es más discriminatoria e hipócrita la postura de la que se está hablando.

 

Notas Relacionadas