Viernes 19 de Abril de 2024

Bitácora

No hay nada peor en el mundo que la doble moral y peor todavía la de Isidro Bustos Villasana, quien renunció al PAN no por tener convicciones morales fuertes, sino porque vio que ya no había negocio ahí y, luego se convirtió en un feroz crítico del alcalde Jorge Terán, cosa que puede ser aplaudible, […]

No hay nada peor en el mundo que la doble moral y peor todavía la de Isidro Bustos Villasana, quien renunció al PAN no por tener convicciones morales fuertes, sino porque vio que ya no había negocio ahí y, luego se convirtió en un feroz crítico del alcalde Jorge Terán, cosa que puede ser aplaudible, dado el Gobierno que encabezó el hombre del mercado que “camina por las calles y que platica con la gente”.

Pero resulta que la directora del DIF de Valles, Francisca Moreno Hernández, quien no ha de creer que Chilo es un lord de la cumbia vallense (con ese nombre), dio a conocer que el que vendió la tina de hidromasaje defectuosa al DIF en tiempos de Terán fue, precisamente, Chilo Bustos quien se aventó la chamba para ganarse 200 mil pesos del águila, en esta tierra de hombres voraces y sin saber nada de especificaciones técnicas, sino sólo por ganarse una lana. Lo dicho: no hay nada peor que la doble moral.

Lo que son los compromisos y los egos en esta administración municipal. Resulta que uno de los pocos que sí trabaja en el Ayuntamiento está en riesgo de quedarse sin chamba por los caprichos de una mujer que en realidad ni se para en su oficina. Así son las paradojas de la vida. En política, el más flojo tiene más potestades y derechos que quien trabaja y “le echa ganas”.

Alejandra Altamirano es una abogada que en su vida ha conocido el trabajo de litigio y que, por azares del destino (su papá, el líder defenestrado de la Unión Campesina Democrática, Ángel Altamirano García) se quedó con la nominación para la segunda sindicatura y, desde el inicio del Gobierno su única participación en Cabildo fue para pedir que se interrumpiera la sesión permanente para ir a comer, porque no aguantaba el hambre.

Ella le tiene tirria a Jesús Salazar Hernández, secretario Técnico del Ayuntamiento, quien, en aras de sacar la chamba es capaz de pasar las noches con su equipo en el ala oriente del palacio municipal, pero no le tiene coraje por cuestiones personales, sino porque la síndico y miembro del cuerpo de Gobierno quiere acomodar a un viejo conocido de los Ayuntamientos, el licenciado Óscar Fernández Clemente, quien ya se olvidó de lo que se trata su carrera de tanto vivir de presupuestos municipales.

La grilla está buena, porque de lograr su cometido, Alejandra Altamirano entonces tendrá un poder absoluto sobre la operatividad técnica (que alguien le explique qué es esto) del Ayuntamiento y podrá lograr uno de los cometidos de los muchos farsantes que llegaron con el alcalde independiente, colados quién sabe cómo a su plataforma: acomodar cuates.

A este paso, los encargados de gobernar van a terminar poniendo hasta a sus perros en las unidades caninas de la policía, con tal de tener a la mayor cantidad de conocidos posible en nómina. Lo dicho, parecía diferente la cosa, pero es lo mismo.

Aquí lamentablemente, el afectado directo sería un tipo que ha trascendido administraciones y regímenes de Juan José Ortiz, de Jorge Terán y ahora del independiente, precisamente porque sabe a qué se dedica y qué hace, no porque alguien lo haya acomodado donde está. Lamentable.

Empezaron a circular comentarios en la plaza pública de Facebook de que algunos funcionarios municipales comenzaron a manejar coches sedán de la empresa BMW, de manufactura alemana, con costos que superan los 700 mil pesos y, aunque no se ha podido comprobar quién es el “nuevo rico” de Valles, al menos ya comenzaron a salir los complejos de algunos vallenses.

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