Sábado 20 de Abril de 2024

Bitácora

Para que un proyecto funcione, tiene que haber algo en lo que debe sostenerse, pero el Sindicato de Trabajadores de la DAPAS no tiene de dónde asirse desde que inició el conflicto con la alcaldía y con la DAPAS al presentar su pliego petitorio. ¿Pero por qué  empezó todo? ¿Por qué no se sentaron nunca […]

Para que un proyecto funcione, tiene que haber algo en lo que debe sostenerse, pero el Sindicato de Trabajadores de la DAPAS no tiene de dónde asirse desde que inició el conflicto con la alcaldía y con la DAPAS al presentar su pliego petitorio. ¿Pero por qué  empezó todo? ¿Por qué no se sentaron nunca a negociar ni los comisionados de DAPAS o de la alcaldía con el Sindicato? ¿Acaso es tan difícil sentarse a platicar?

Hace tiempo, a un grupo de reporteros, el director de la DAPAS, Marco Antonio Guillén Rivera enseñó a medias una hoja que supuestamente era la copia fotostática del pliego entregado por Ballesteros Corona y que, además de pedir reposición de plazas, el 8 por ciento de aumento (a negociar), estaba contemplado que se le reinstalara a sus hermanos que se habían quedado sin plaza, dentro del Ayuntamiento. Por una razón desconocida, esta petición desproporcionada no fue dada a conocer por la DAPAS ni el Ayuntamiento.

Cuando les dijeron que no a todo, los del Sindicato hicieron una marcha, a principios de noviembre, en la que  decían que el alcalde era un flojonazo que no se levantaba temprano y en donde una reportera provocó la debacle del movimiento gremial, porque hizo que Matilde Hernández Méndez, abogado del Sindicato de la DAPAS aceptara que debía 41 meses de recibos de agua y que no iba a pagar, porque él no le abonaba a corruptos como Adrián Esper y como Jorge Terán. No hace falta dar a conocer que las redes lo despedazaron a él y a Ballesteros y que se pusieron de parte del alcalde.

Pero hay algo que no debería haber sucedido, porque la política es conciliar a pesar de animadversiones y pleitos: que el Ayuntamiento y Adrián Esper tiraran a león al Sindicato, porque sean quienes sean los que tienes enfrente, debes encontrar equilibrio. Pero no, Adrián Esper y sus colaboradores llegaron con la idea de que no van a negociar nada con Ballesteros y han demostrado claramente (Ballesteros llegó a presumir que le ofrecieron 2 millones de pesos para que se saliera de la DAPAS sin chistar) que lo que quieren es sacar de la ecuación al líder sindical, sin siquiera dirigirle la palabra.

Todo el proceso se judicializó: el Sindicato demandando agresiones y atención de parte del presidente, en un amparo, ante el Juzgado Quinto; y la DAPAS demandando  legitimidad del Sindicato, a través de un conteo para saber cuántos serán los que seguirán apoyando la huelga, en un proceso desgastante que sabe bien Guillén y Esper que llevan de ganar, porque han oblugado a través de una resistencia de más de tres meses, a decenas de trabajadores a pasar penurias económicas, sin descontar el hecho de que a varios de ellos los comenzaron a persuadir de pagarles de inmediato un sueldo y ofrecerles préstamos si abandonaban el movimiento huelguístico, cosa que puede ser considerada un golpe bajo.

Se ha sabido que muchos ciudadanos respaldan a Esper Cárdenas porque consideran a Ballesteros un vividor que siempre se salía con la suya presionando a otros alcaldes y Ballesteros llegó a decir que mucha gente hablaba visceralmente de él, pero que deberían preguntar a sus agremiados (no se sabe cuántos sean en la actualidad), para enterarse sobre los beneficios que se han logrado y, aparte, Ballesteros pide que se investigue a Raymundo Cano, director técnico, quien supuestamente ha desfalcado con negocios tipo “huachicol” a la DAPAS, al cobrar por fuera tomas de agua que no entran a sistema.

Lo cierto es que esta carrera de resistencia ya se va a terminar.

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