Miguel Barragán
[Huasteca Hoy]
Un hombre quiere que le ayuden a encontrar a su peculiar mascota, un “gatonejo”, que es una cruza de gato y conejo, que desapareció hace más de seis meses, de la casa donde vivía en Escontría y Madero.
Honorato Castillo Hernández es bolero y hace tiempo un amigo suyo que vive en el fraccionamiento El 21, rodeado de monte y de hierbas silvestres, le prometió que le regalaría un gato, “porque a mí me gustan mucho los animales y quería tener uno”.
El amigo le presentó una peculiar cría de gato, tan pequeño, que se podía acunar en el cuenco de la mano de Honorato, quien de inmediato sintió que se le arrugaba el corazón de ternura.
Una de las características de la supuesta gatita que el amigo de El 21 le había regalado era que tenía las patas demasiado blancas y largas, respecto al cuerpo y que su cola estaba demasiado pequeña, como la de un conejo, además de que el pequeño animal caminaba con mucha dificultad.
“Vicky”, fue el nombre que se le puso a la gatita que, ya un poco más grande, comenzó a revelar su naturaleza: en vez de correr, brincaba y subía y bajaba escalinatas, con pequeños saltitos, como de roedor, en lugar del paso elegante de los felinos.
“Cuando le pregunté a David que de dónde la había sacado, me dijo que esa cría, así como otras más, había salido de entre el monte, cerca de su casa, en la afamada colonia que tiene características de zona rural.
En el bar, la vida es más sabrosa
Honorato, al que todos conocen más como “El güero”, dijo que la peculiaridad de Vicky, hizo que las que trabajaban en la tienda naturista de la planta baja donde vivía y la gente que acudía al bar “La Fría” le tomaran cariño. Uno de los parroquianos le dijo que ese animal que parecía gato, pero que saltaba como conejo se llama “gatonejo” y que suele pasar en los ranchos que esos dos animales: un roedor hervíboro y una mascota con naturaleza depredadora, se cruzan, por convivencia y que suele salir ese tipo de bestias propias del afamado Doctor Moreau, personaje ficticio de una novela de H.G. Wells, que a través de la experimentación crea nuevas razas híbridas, con base en humanos y animales.
Pero en junio se fue
Después de un año de convivencia con Vicky, resultó que era macho y pues tuvo que hacer el cambio de nombre oficial a “Vikingo”, para que quedara, pero en el mes de junio sobrevino un drama, porque alguien se llevó al gatonejo de su hábitat natural, que era la esquina de Escontría y Madero, donde andaba y desandaba, mientras Honorato se iba a trabajar a la calle Hidalgo, donde bolea zapatos, luego de cambiar de oficio, porque de barman no le pagaban lo que sabía y merecía.
“Me imagino que como es parada de autobús ahí en la Escontría, a alguien se le hizo fácil, lo vio y se lo llevó, pero quisiera volverlo a tener conmigo, porque se encariña uno”.
