Jueves 28 de Marzo de 2024

La pesadilla nocturna de Ana

Policías, irónicos, nunca encontraron a presuntos delincuentes.

Miguel Barragán

[Huasteca Hoy]

Como en un pequeño cuento de terror, unos maleantes quisieron meterse en la casa de Claudia Anahí, que está en el fraccionamiento Praderas del Río, quien estaba sola con sus hijos gemelos de cinco años y su otro niño de 10. Este hecho y la petición de auxilio que hizo, provocó que los vecinos salieran con palos y machetes a defender lo que la policía no hace.

La noche del miércoles, Claudia Anahí esperaba que su hija se terminara de bañar, para pasarle la toalla y cuando terminó la ducha, la niña vio, de frente, cómo un hombre intentaba vencer las protecciones de su casa, para entrar. Claudia estaba sólo con sus tres hijos, un niño y una niña, gemelos de cinco años y otro más de 10. Su esposo estaba a 18 kilómetros de distancia, trabajando en un Oxxo. La pesadilla apenas comenzaba.

Se alborotaron los perros

Faltaban 10 minutos para las nueve de la noche en la calle Río Sena, 303. Bañaba a su hija, la puso a esperar, desnuda, en la puerta del baño, que comunica a la puerta del cuarto, desde cuya ventana un extraño la miraba e intentaba entrar empujando y forcejeando contra la protección de metal.

“Lo que me asustó más fue cómo gritó mi niña”. Los gritos hacen que el extraño desaparezca por el techo de la pequeña vivienda de interés social. Claudia llamaba infructuosamente al 066, pero ahí ya no hay ninguna respuesta. Hasta que llegó su vecino, le pudo contar lo que pasó y le recomendó que se encerrara y que agarrara un tubo, por si uno de los maleantes intentaba meterse de nuevo.

A las 10 de la noche, los policías acuden apenas a la casa. Ella les relata lo que pasó. Ellos dejan sus números, luego de hacer una ronda, sin encontrar nada.

A las 10:30, se fue la luz. Pero sólo a su casa, las casas de los vecinos sí tenían iluminación eléctrica. Ella se asustó peor y se percata de que le habían arrancado los cables a la caja de los fusibles. Llamó a los policías, pero antes, un sexteto de vecinos se presentó en su casa con palos y machetes, los policías no los pueden disuadir de abandonar esas herramientas que ellos usan a guisa de armas. Comenzaron un recorrido, hombro con hombro, oficiales y vecinos enardecidos.

Otra vez no encontraron nada

Mientras se hacía el recorrido, un vecino le ayudó a que le repararan la luz: sólo era cosa de unir cables. Cuando los policías avisaron que no habían encontrado nada, ella les expuso que estaba aterrada y que no sabía qué hacer, porque su esposo estaba trabajando y en su empresa no lo dejan salir.

Los policías le dijeron que, en ese caso, si quería que hubiera vigilancia constante, que pidiera en la Presidencia Municipal que le asignaran una patrulla solo para su casa. Ella se molestó, porque el tono del patrullero era irónico. Los uniformados se fueron.

Esa noche fue la más larga de la vida de Claudia Anahí. Su esposo llegó temprano, pero ella no encontraba consuelo y no había pegado los ojos en toda la noche.

La reunión del jueves

Ese intento de intromisión, fue el que motivó que la vecina de Claudia, Martha Pérez Santos, quien vive en la calle Río Volga, convocara a una reunión de vecinos y a la Policía Municipal para que haya más seguridad, porque a su casa se treparon unos hombres y ha habido allanamiento de morada en muchos domicilios de esa colonia.

A la reunión en la esquina de Río Volga y Río Grijalva estuvo el director administrativo de la Policía Municipal y el acuerdo fue que se repondrían las lámparas y que se mandarían más vehículos para vigilar. Claudia Anahí espera que así sea.

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